Por Roberto Canario Foto cortesia Noticiasaldia.com
Ciudad de Guatemala 10-16-14
Eran las eliminatorias para alcanzar la Copa del Mundo de Francia 1998, el rival era nada más y nada menos que el más tradicional para los guatemaltecos, la peligrosa y nada timorata Costa Rica. El escenario no podía ser otro que el legendario Estadio Mateo Flores, bautizado así por el atleta y maratonista Doroteo Guamuch Flores, pero acostumbrada catedral para las finales de los torneos locales y juegos importantes de fútbol.
Carlos Muralles menciona un aspecto importante en su columna conmemorativa en el portal deportivo Guatefutbol de aquella fecha del 16 de octubre de 1996. El estadio estaba estrenando pista sintética y una pantalla gigante para mostrar el marcador, por estos días el aparato ya es obsoleto, comparado con lo que se ve en otros escenarios de la región.
La expectación fue excesiva como comenta Muralles, quien estuvo presente aquella noche para transmitir con un medio radial. Todos querían ver el nuevo avance tecnológico en tan mítico escenario.
La cultura de Guatemala tiene altos contrastes entre lo correcto y lo contrario. Mientras algunos han sido educados en sus hogares para ser precavidos y anticipados, hay muchos otros que acostumbran dejar todo para última hora. Aquella noche fue el choque de ambas vertientes.
Los controles de calidad para las entradas no eran los mejores, hasta un poco antes todavía se acostumbraba comprar el ticket de papel, arrancado de un talonario hecho en imprenta tradicional e ingresar al recinto. Esos controles descuidados generaron la tragedia.
El mercado negro hizo réplicas de los boletos, se dice que algunos de los empleados que estaban en las taquillas vendieron los talones de los boletos en las afueras, en contubernio con los revendedores y la capacidad del recinto se vio superada.
Fue exactamente bajo aquel novedoso marcador que ocurrió lo peor. La televisora encargada de la transmisión ni siquiera pudo salir al aire con su antesala sobre el juego. Las radios comenzaban a leer las alineaciones titulares de las selecciones, incluso el audio local animaba a la gran cantidad de aficionados.
El aforo por aquellos tiempos era de 45 mil personas. Pero con las remodelaciones de la pista sintética nadie se preocupó por limitar y reducir ese aforo. Según el periodista Muralles, una gran cantidad de espacio fue eliminado en la parte baja del estadio, lugar a donde los asistentes iban a terminar si no conseguían un lugar en las gradas.
El público en las afueras, con boletos falsos, con talones de boletos ya utilizados e incluso los infaltables alborotadores que buscan entrar sin pagar, comenzaron a violentar las puertas de acceso que habían sido temporalmente cerradas, mientras se esperaba acomodar a todos los que estaban aglutinados en los accesos.
Fue entonces que llegó el primer aviso. “Me parece que hay un problema en la general sur, parece que hay un desmayado, ya los cuerpos de socorro están en camino a ver lo que sucede”, dijo un corresponsal de una radio local en el campo. “Me informan que la persona falleció, es una escena horrible, la gente está gritando desesperada que les abran la puerta y nadie tiene la llave”, dijo otro que se acercó al sector.
